Durante este primer cuatrimestre hemos realizado un trabajo monográfico por grupos acerca de algunos de los temas tratados en clase. Después de descartar algunos temas nos quedamos con un grupo reducido, de los que analizamos el interés que nos generaban y las dificultades que nos podrían plantear. Después de mucho pensarlo, elegimos
las actividades extraescolares.
Para comenzar el trabajo, primero debimos situar nuestro
objeto de estudio y analizarlo. Encontramos así que dentro de los ámbitos educativos, las actividades extraescolares se sitúan en el ámbito de la
educación no formal, lo que podríamos definir cómo actividades educativas sistemáticas no escolares.
Actualmente, la educación de los niños les ocupa cada vez más horas al día. Ya no sólo son las horas de clase, si no la gran cantidad de deberes y tareas que se les mandan a los niños. Este punto entra en conflicto con las actividades extraescolares, ya que se genera la duda de si los niños que realizan actividades extraescolares disponen del tiempo suficiente para hacer los deberes y estudiar. Esto lo hemos reflejado en nuestra primera hipótesis:
- Los niños que realizan actividades extraescolares no disponen de tiempo suficiente para hacer los deberes y estudiar.
La segunda de nuestras hipótesis se sitúa en un campo totalmente distinto. Normalmente se tiene una creencia general sobre las preferencias de los niños y los padres acerca de las actividades extraescolares. Tendemos a pensar que los niños prefieren las actividades de ocio mientras que los padres prefieren actividades educativas. Por ello, hemos formulado así la hipótesis:
- Los niños prefieren realizar actividades extraescolares relacionadas con el ocio, mientras que los padres prefieren las actividades de refuerzo educativo.
Para comprobar nuestras hipótesis decidimos realizar dos
encuestas. La primera estaba dirigida a niños que realizaran actividades extraescolares, mientras que la segunda estaba dirigida a los padres de estos niños.
Para realizar las encuestas nuestra muestra se compuso de
nueve niños de entre nueve y quince años.
En un principio, estábamos convencidas de que los resultados que obtendríamos validarían nuestras hipótesis iniciales. Sin embargo, algunas de las respuestas que obtuvimos nos sorprendieron y
los resultados no fueron exactamente los que esperábamos en un principio.
Después de observar los resultados obtenidos con las encuestas, rechazamos la primera hipótesis. Encontramos un pequeño
22,2% de niños a los que les falta tiempo para estudiar y hacer deberes, debido a la realización de actividades extraescolares. Este porcentaje se corresponde con los encuestados de mayor edad. Por eso, podemos concluir que
a medida que subimos de nivel educativo, más difícil es compaginar las actividades extraescolares con las exigencias escolares.
En cambio,
la segunda hipótesis se confirma. El
100% de los niños prefieren actividades de ocio ya que prefieren divertirse y evadirse de las cargas escolares. En cambio, el 100% de los padres prefieren actividades de refuerzo escolar para una mejor formación de sus hijos.
En base a ambas
conclusiones, podemos deducir que aunque los alumnos tengan tiempo para compaginar escuela y actividades extraescolares, les falta tiempo para la vida en familia. Tanto es así que no existe una buena comunicación entre padres e hijos sobre las preferencias de estas actividades.
Después de realizar este trabajo y ver los resultados obtenidos, he podido sacar conclusiones personales que no quedan reflejadas en él. Durante el tiempo que pasé realizando las encuestas, pude hablar con los niños y sus padres acerca de este tema. La mayoría de los niños son capaces de compaginar tanto las actividades escolares como las extraescolares, sin embargo, después de esto casi no disponen de tiempo para su vida social. Los padres creían que los niños muchas veces estaban sobrecargados de deberes y muchas veces no les quedaba tiempo para jugar con sus amigos o pasar tiempo con su familia. Por esta razón le dan mucha importancia a las actividades extraescolares, ya que es una manera de que los niños se diviertan y se relacionen. Además pude ver que, independientemente de el tipo de actividades extraescolares que fueran, a los niños les gustaba asistir y pasar ese tiempo con sus amigos aunque fuera estudiando.
Desde mi punto de vista, muchas veces
se sobrecarga a los niños con deberes y tareas escolares sin tener en cuenta que todo niño debe tener su tiempo de ocio y de descanso. Debemos dejar que los niños, como niños que son, jueguen y vivan su infancia no sólo entre libros de texto.
Referencias:
Hermoso Vega, Y., (2009). Estudio de la ocupación del tiempo libre de la población escolar y su participación en actividades extraescolares. 92-93.
Aunión, J. A., (2010). Ojo con cargar la agenda del niño. El país.